“¡Qué chula es Puebla,
Qué linda, qué linda
Qué chula es Puebla!”
Si cantaste las frases anteriores en vez de leerlas, casi podría garantizar que eres poblano o al menos podría decir que muy probablemente, eres mexicano.
“¡Qué chula es Puebla!” es un corrido que ha dado la vuelta al mundo y que a lo largo del tiempo, se ha convertido en un “himno no oficial” para identificar al estado; sin embargo, poca gente se ha detenido a pensar en su creador.
Rafael Hernández Marín fue el compositor que le dio vida a esta canción y contrario a lo que se podría pensar, no era un hombre poblano… Es más, no era mexicano.
“El jibarito”, como se le conoció, nació el 24 de octubre de 1891 en Aguadilla, Puerto Rico, y comenzó a estudiar música desde los 12 años de edad.
Entre sus habilidades, se destaca que era capaz de ejecutar varios instrumentos como violín, trombón, bombardino, guitarra y el piano.
Su primera composición, la danza «María Victoria», fue creada en 1912 y para 1917, vende su primera obra, el vals “Mi provisa”, en sólo 25 centavos.

Su segunda patria
Para 1932 y luego de haber vivido varios años en Nueva York, Rafael Hernández Marín viajó a México para cumplir un contrato de tres meses que, en realidad, se convirtieron en 16 años.
Su tarea era producir un programa radial en la emisora XEW, auspiciado por la Sal de Uvas Picot; el tema de presentación del programa lo es el «Lamento borincano»”, en el que además dirigía una orquesta de 35 músicos mexicanos y cubanos.
Su amor por el país, donde se inscribió en el Conservatorio Nacional de Música y obtuvo el grado de Maestro de Armonía, Composición, Contrapunto y Fuga, lo llevó a nombrar a México como su “segunda patria”.
El amor por Puebla
Alejandro Hernández, hijo de “El Jibarito” asegura que su padre tuvo un cariño especial por el estado.
Resalta que el corrido que ha llevado a Puebla fuera de las fronteras mexicanas, fue compuesto junto con el poeta español Bernardo San Cristóbal, quien fungía como director artístico de la XEW.
La letra fue el resultado del binomio Rafael Hernández y Bernardo San Cristóbal, inspirados en la belleza de ese estado, pero más que nada, por el amor que sentían por México, reproduce el portal.
María Pérez, viuda de Rafael Hernández destaca que su esposo cuenta con un busto en la “Avenida de los Próceres” (43 Oriente-Poniente).
(Rafael) siempre estuvo agradecido que le abrieran las puertas (en México), aquí empezó a ser famoso, conoció muchas amistades y le encantaba la comida mexicana, su ambiente y sus costumbres. Puebla era una de sus ciudades favoritas.
Rafael Hernández cumplió en 2013, 48 años de fallecido; pero su recuerdo sobrevive en más de 2000 composiciones, de las cuales, una de las más conocidas a nivel internacional es “¡Qué chula es Puebla!”.
Que chula es Puebla, que linda
con sus mujeres hermosas
que tienen cara de rosa
y tienen labios de guinda.
Trozo de cielo en la tierra
esa es mi Puebla bonita,
esa es mi tierra bendita,
que tantas joyas encierra.
Que chula es Puebla, que linda
que linda, que chula es Puebla,
que chula es Puebla, que linda,
que linda, que chula es Puebla.
Puebla, tacita de plata,
cuando no piso tu suelo,
es tan grande mi desvelo,
que la nostalgia me mata.
Que bellos son tus altares,
mi hermosa Puebla querida,
por quien daría la vida
como te doy mis cantares.
Que chula es Puebla, que linda
que linda, que chula es Puebla,
que chula es Puebla, que linda,
que linda, que chula es Puebla.
Puebla bonita y bravía,
por tu leyenda y tu historia
Puebla cubierta de gloria,
linda Puebla, tierra mía.
Que chula es Puebla, que linda
que linda, que chula es Puebla,
que chula es Puebla, que linda,
que linda, que chula es Puebla.