Entorno a la montaña La Malinche, ubicada en los límites con el estado de Tlaxcala, se han generado una variedad de mitos y leyendas.
Se cuenta que hace muchos años existió una doncella llamada Malinalli, también conocida como Malintzin, la Malinche o Doña Marina.
Era hija de un cacique y según se dice era «joven y hermosa», pero al tener su primer hijo varón decidió deshacerse de ella vendiéndola como esclava.
La Malinche fue regalada junto con otras 19 mujeres, algunas piezas de oro y un juego de mantas, a Hernán Cortés, después de que derrotara a los tabasqueños en la llamada «Batalla de Centla».
Al llegar fue bautizada con el nombre de Marina y se convirtió en la intérprete, asesora e intermediaria de Cortés con los pueblos indígenas mesoamericanos.
Fue la encargada de mostrarle las costumbres sociales y militares de los nativos, jugando de esta manera un rol importante en la conquista.
Surgimiento del «malinchismo»
Se convirtió en amante de Cortés y dio a luz un hijo llamado Martín, quién es considerado uno de los primeros mestizos (personas con ascendencia mixta europea e indígena).
Según algunos registros, La Malinche se enteró de varios planes indígenas para destruir el ejército español de Hernán Cortés, que alertado del peligro por su aliada La Malinche engañó a los indígenas con el fin de llevarlos hacia trampas y emboscarlos.
A partir de esto surgió la palabra malinchismo, que en México es utilizada para referirse a personas que prefieren un estilo de vida diferente a su cultura local o una vida con influencias extranjeras.
Para muchas personas su actitud es vista como una traición, por otros como una víctima o simplemente como una madre simbólica de las nuevas culturas mestizas que surgirían.
Doña Marina se convirtió en una leyenda, tanto así que incluso se le llegó a integrar al mito de La Llorona y se ha llegado a pensar que está enterrada a faldas de la montaña que lleva el mismo nombre.